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La pandemia provocada por el Covid-19 ha sacudido los cimientos de lo que hasta ahora era nuestra vida. En muchos aspectos ya no volverá a ser igual: relaciones sociales, consumo, movilidad son algunas de las áreas de nuestra vida afectadas sustancialmente. Pero el vector de cambio que afectará a todos será el ámbito laboral. Lo que comenzó siendo una obligación forzada por la situación puede convertirse en el día a día de muchas empresas. Hablamos del teletrabajo.

Además de darte la posibilidad de trabajar en bata (aunque no sea muy recomendable), el teletrabajo tiene beneficios contrastados para el que lo practica y también para la empresa en términos de productividad, reducción de costes y una extensa lista de beneficios asociados. A continuación, os dejamos algunos de los más importantes:

Concentración: a veces, trabajar en espacios comunes puede provocar distracciones que bajen tu tasa de productividad como las interrupciones de compañeros, desvíos de tu atención a tareas secundarias menos prioritarias o, simplemente, la tentación de un café de máquina que te proporciona 5 minutos de descanso y 25 minutos de distracción. Trabajar desde casa, en tu espacio personal, con un horario diseñado a tu medida, sin duda favorecerá tu productividad pudiendo adaptar tu trabajo a tus horas de máxima atención. Aunque si no eres constante y responsable, puede convertirse en un arma de doble filo.

Tiempo: uno de los mayores males que nos aquejan es la falta de tiempo. Normalmente, tardamos entre 30 y 45 minutos en llegar al trabajo. Esto, multiplicado por dos (trayecto de ida y trayecto de vuelta), supone un tiempo perdido de entre hora y hora y media. Trabajando en casa tendremos este tiempo extra para dedicarlo a ir al gimnasio, cocinar, leer, sacar al perro o, simplemente, pensar.

Conciliación: aun nos queda mucho para ser una sociedad moderna en este aspecto. El teletrabajo facilita, por ejemplo, que puedas resolver más rápidamente un problema familiar, dedicar más tiempo a tus hijos o atender al fontanero que viene a arreglar el bote sinfónico de tu baño. Y todo ello sin que tu productividad se vea afectada.

Romper de una vez el “techo de cristal”: sin entrar en otras condiciones laborales en las que las mujeres todavía salen perjudicadas, como el sueldo o la posibilidad de ocupar cargos de responsabilidad, en la actualidad, el 95% de las reducciones de jornada para el cuidado de hijos o familiares dependientes sigue correspondiéndole a ellas. El teletrabajo es un elemento que sin duda contribuye a igualar esta balanza tan desequilibrada.

Absentismo laboral y retrasos: con las herramientas de control remoto adecuadas, trabajar desde casa acaba con este tipo de situaciones y reduce considerablemente el nivel de impacto de una posible situación de crisis. La empresa tampoco tendrá que preocuparse por si el trabajador podrá llegar o no a tiempo en caso de temporal, de atasco en la autopista o de avería en el metro.

El teletrabajo ha venido para quedarse y, correctamente gestionado, puede hacer que tu vida sea un poco más Slow y demostrar que el equilibrio entre la productividad y la vida personal es posible.