Lo único constante en la vida es el cambio. Desde que nacemos hasta que morimos, no dejamos de cambiar, ni nosotros ni nuestro entorno y la gente que nos rodea. Precisamente, esto es lo que hace que nuestra vida vaya tomando forma según pasa. Pero hay algo en nosotros que nos provoca cierta ansiedad cuando se presenta la posibilidad de dar un giro de guión.
Un trabajo estable, una pareja estable, una hipoteca estable… y la seguridad que esto nos da es lo que nos hace resistirnos muchas veces y dar un paso atrás cuando nos encontramos ante el abismo del cambio. ¿Por qué nos da miedo cambiar? Quizá sea aquí cuando aflore el instinto más ancestral de sobrevivir en el medio más seguro posible. Quizá sea esta la respuesta.
Pero… ¿cuándo llega el momento de cambiar? Hay veces que las señales son neones fluorescentes que se ven a kilómetros de distancia, pero hay otras veces que son imperceptibles… o no las queremos ver. Si vives o has vivido más de la mitad de las situaciones que describiremos a continuación, ¡no te lo pienses más y lánzate al cambio!
El horrible tedio del trabajo
Quizá no recuerdes el momento en el que levantarte para ir al trabajo se convirtió en un suplicio, en el que perdiste la motivación, en el que lo que antes te gustaba ahora te quema hasta decir basta. No pasa nada, cambiar forma parte del proceso de vivir. Así que no tengas miedo en cambiar de trabajo y buscar nuevas motivaciones laborales que te llenen.
Rutina, rutina y más rutina
Muchas veces, sin darnos cuenta, vivimos como robots. Da igual que sea lunes, miércoles o viernes, porque cada día se repite exactamente como el anterior: despertador, trabajo, casa, cena, cama. ¡Haz algo para salir de la espiral! Introduce nuevos hábitos, busca nuevas aficiones. Haz algo cada día que te haga sentir que no ha sido un día perdido, si no un día ganado.
¿Dónde se fue la ilusión?
Dicen que nunca se ve la vida con tantos colores como cuando eres niño. Cada día era una aventura llena de riesgo y emociones fuertes, porque cada día descubríamos algo nuevo. Cuando llegas al mundo adulto, te intentan convencer de que ese riesgo es sinónimo de peligro, cuando lo realmente peligroso es que el mundo sea igual cada día, monótono y aburrido. Si la vida ha dejado de sorprendente, no lo dudes, necesitas un cambio.
Las pequeñas cosas…
El primer trago de una cerveza bien fría, una buena exposición de arte, una cena con amigos, sacar a tu perro, jugar con tu sobrina… cada día hay millones de pequeños placeres de los que disfrutar y con los que hacer que tu vida sea plena. Haz la prueba: coge un folio y apunta estos placeres cotidianos de los que puedes disfrutar cada día. Si un día el papel queda vacío es que debes replantearte seriamente tu vida.
Algo falla
Tienes un buen trabajo, pareja, casa, coche… aparentemente una vida perfecta, pero cada día te sientes perdido, triste y hay algo en ti que te dice que la dirección que llevas no es la correcta. Quizá es el momento de parar, de escucharte a ti mismo y de cambiar el sentido de la partida.
En cualquier caso, este artículo no busca poner de manifiesto los aspectos de tu vida que no te hacen feliz, si no que queremos darte herramientas para detectar qué está pasando y ofrecerte una alternativa real a la monotonía que la infelicidad nos provoca. El cambio es posible y, por eso, el cambio es THE CHANGE.